Una nueva vía para la igualdad
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MARCA (2017-05-30)
"Llevaba arrastrando problemas de vista
toda la vida pero desde hace 22 años fueron a más. Primero perdí la visión en
un ojo -por una miopía magna- y diez años después, la del otro. Soy Ingeniera
de Montes y para mí fue un palo. Fue horrible cuando me dijeron en el trabajo
que no podía volver a ir a la montaña. Parecía algo prohibido para las personas
ciegas y asumí que sería algo que no iba a poder hacer de nuevo", confiesa
Mayte Minaya, uno de los cinco montañeros ciegos que formarán parte de la primera expedición adaptada que se realiza a
nivel mundial. Será entre el 1 y el 5 de junio y culminará con la ascensión al monte
Galdhopiggen, el más alto de los Alpes Escandinavos (
Mayte volvió a la montaña hace
tres años, cuando se enteró de la existencia del Curso Superior de Montañismo
para Ciegos y Adaptado de la Fundación UNED en el que forman a los guías de
montaña para personas con deficiencia visual. "Necesitamos a guías formados que nos den mucha
seguridad delante y detrás. Fue tan bestial cuando volví a
salir a la montaña con el grupo de la ONCE... La primera vez fuimos a Peñalara.
Me daban ganas de abrazar y besar a todos. Volví a casa contentísima, diciendo
a mi familia que había encontrado mi sitio", dice con una amplia sonrisa
Mayte.
Junto a ella asiente María Jesús
Vela. Es vendedora del cupón de la ONCE en la calle Nuestra Señora de Fátima de
Carabanchel (Madrid) y no había tenido nunca antes contacto con la montaña.
"La primera vez fue increíble. Sin los
guías no podríamos ir. Son nuestros ojos y los que nos dan seguridad",
insiste. Gracias a ellos, María Jesús hizo el año pasado una expedición al
Sáhara.
Durante cinco días, los alumnos
del curso que dirige Francisco Javier Bueno ejercerán de guías de personas
ciegas o con discapacidad visual como Mayte y María Jesús, y todos convivirán
en las mismas condiciones: dormirán en tiendas, fundirán la nieve para
hidratarse, se alimentarán a base de liofilizados. "El montañismo es una
escelente herramienta para la inclusión", dicen.
Y entre los futuros guías hay,
curiosamente, uno ciego. "Llevo años hablando de conseguir que la montaña
sea accesible y al principio se reían. Hay que buscar maneras técnicas para
llegar. Yo he ido muchas veces solo a los montes de Cuenca. Cogía referencias
antes con familia y amigos. ¿Por qué no puedo trabajar como guía? En Cuenca
podría preparar una expedición. Conozco el terreno bastante bien", dice
Juanma Esteve.
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